003:02 ·Gilbera· #4

    -Menuda jornada, ¿como lo haces? ¿eh?

Lil estaba realmente enojada; no es que la hubiese engañado, pero detestaba no conocer toda la información de cuanto la rodeaba; de hecho, ese era nuestro mayor nexo común, la captación, procesado y almacenamiento de la información.


    -Veras Fernando, eso es lo que me interesa. Lo que te paso. Como alguien que lo tuvo todo; y lo aprecio en el porte, el traje, el habla, etc...termino preguntando a gritos por una mujer en la calle. Y lo que dices que tienes, lo de ver sonidos se llama sinestesia.


    -Tu mismo te acabas de contestar joven. Por una mujer. Gilberta.

Se recostó en el sofá con orejeras de piel roja y roída, respiro hondo, soltó un suspiro que recordaba a una orquesta de violines y empezó a relatarme la historia.

La pared divisoria e invisible que entre los distintos rincones del local había, desaparecieron. Con un movimiento rápido de los ojos, pude contar a 15 personas que no nos quitaban ojo, ni de los rostros, ni de las palabras que empezaron a discurrir desde la garganta del hombre desaliñado.
 

Según nos narraba, todo empezó hacia dos años.
Era un hombre hecho y derecho; estudios mayores, especializaciones. Estuviera casado, pero por un asunto de fertilidad (no aludió a quien, y su lenguaje corporal no me lo revelo) no funciono y se separara.
Se dedicaba a las ventas de contratos empresariales internacionales; buen sueldo, vida sin cargos, vivía en un hotel, disponía de amigos, familia, dinero, mujeres, reconocimiento...nada le iba mal, era, según el, completamente feliz hasta esa noche de hace un par de años.

La invitación de un amigo a una fiesta, acabo con sus huesos (y el resto del aparato locomotor y órganos) en un local en el que nunca hubiera entrado por si solo.

No tenia nada extraño ni molesto, exceptuando, la música, el rango de edad de los que allí se encontraban, las luces y las pintas de los presentes. Para el era, mucha piel, mucho flúor...
Su "amigo" era un cincuentón mal llevado, en busca de alguna relación superficial con alguna niña para así sentirse mas capaz y viril durante los siguientes 5 días.
El, deseoso de poder huir, tendría que esperar hasta que alguna; embriagada por el alcohol, no se captara de con quien se despertaría.

En la esquina de la barra, concentrado en la soda y las burbujas de su vaso, no percibió que se le acercaban por su derecha.

Una mano se apoyo encima de su rodilla y se fue deslizando hacia arriba rápidamente, rodeo su muslo y araño a través del pantalón su glúteo. Con un rápido giro y al tiempo que el giraba la cabeza hacia donde estaba, hacia un segundo, su atacante. El individuo, a la vez que aprovechaba la mala orientación de su presa, metió la mano bajo la camisa de este, y a medida que ascendía por su espalda las uñas se hincaban en la piel y carne.
Al reflejo de corregir su campo visual y mirar a su asaltante, que ahora se encontraba a su izquierda, una mano le agarro la mandíbula, abrió su boca y un frescor húmedo de dio en la cara, en la boca, en el alma.

Le cerro la boca y tapono su nariz.

No sabia aun lo que estaba pasando, quien le hacia eso. Tenia enfrente al individuo; a dos palmos y no había podido enfocar la mirada, cuadrar la vista, y ahora, asustado, mermado e impotente no podía abrirlos. El temor a represalias por parte de su atacante si Fernando llegaba a reconocerlo le tenia paralizado.

Casi asfixiado tragó y se dejo llevar; no habían pasado de unos segundos, pero le pareció horas, días, una eternidad.

Le soltó, con desprecio.
El se sostuvo como podía en la barra y diviso la silueta de su esplendorosa atacante mientras esta se mezclaba entre la gente del local en dirección al camino de la salida.


Fernando no supo que hacer, salió detrás de ella sin percatarse del motivo, por inercia.
No la encontró, fueras entre la multitud ella había desaparecido y el no daba crédito a lo sucedido. Con la camisa por fuera, arañado, sangrando, despeinado, acosado, agredido, usado; fue cuando al echarse la mano a la cara noto las múltiples gotas de materia salival; "Me ha escupido! Menuda....joder!"


Furioso cruzo la calle y se sentó a fumar un cigarro en un banco. Acomodándose como podía y repasando lo ocurrido se consumió el cilindro cancerígeno.
 
¿Como podía haber alguien que fuera por hay haciendo ese tipo de cosas? ¿Nadie del local se había percatado? ¿Acaso aquello era normal en el local?
El no avistó nada extraño en la discoteca; las personas bailaban normalmente. Parejas, grupos, solteros, chulos, gogós... Esto le llevo a la conclusión de que alguien, o lo tenia planeado o estaba mal de la cabeza.

Saco otro cilindro petroleado de su bolsillo, estaba arrugado y torcido, lo que le saco una sonrisa pensando en el motivo por el cual se encontraba en ese estado.
Las personas se dirigían de un lado a otro; perfumes dulces y ácidos impregnaban el aire, los sonidos de tacones, collares, móviles y carcajadas procedían de todas partes.
Se coloco el maltrecho cigarrillo en la boca. Hay sentado en el banco publico de madera desconchada por el sol y años de intemperie intentaba encender una de sus cerillas y así prender lo que le sacaría el mono.

No lo logro.
En el momento en el que sus ojos percibieron la brillante estela del fósforo ardiendo, el, muy a su pesar, sintió algún tipo de soga que le rodeo el cuello desde atrás.
Con un tirón brusco Fernando cayó al suelo detrás del banco, tras unos arbustos.
Semiinconsciente por el golpe en la cabeza contra el césped, su nebulosa visión solo pudo diferenciar como alguien; seguramente ella pensó, colocaba sus piernas a los lados de su cabeza.
Ella se agacho sobre su rostro colocándose casi de cuclillas sobre su cara. Se subió la falda y el solo pudo ver el translúcido liquido miccionado con alevosía que descendía lentamente hasta que le impregno la cara y percibió en el un suave olor a miel.

    -Mi nombre es Gilberta; y a partir de ahora, eres mi esclavo!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

por favor cambia esa foto y pon algo menos chungo

Jän Solo Dieresïs dijo...

Foto cambiada; espero que esta le parezca mejor.
Gracias por el comentario. Feliz Lectura