Esto me lleva a un planteamiento el cual lleva varios meses rondando por mi cabeza.
Y es, que a mi pesar, me acorde de ti.
No me gustaría que te tomes a mal esto, o como algo personal. Es sencillamente un hecho.
Seré sincero (mas que de costumbre) y pese a que mucho se quede en el tintero, mostraste interés en conocerme; espero que esto ayude un poco, y se que te ilustrará bastante.
Es imposible que sienta vergüenza en tu presencia; ni en persona, ni por teléfono, ni por escrito.
Consigues (y nadie lo ha logrado como tú) que me abstraiga de todo cuanto me rodea, que actúe sin pensar, que este siempre alerta, que le busque sentido a lo ilógico y que a lo sencillo, le busque mas cosas:
Tú, potencias habilidades e inspiras para que mejore; vitaminas esperanza y sueños abandonados; resucitas emociones despechadas hace tiempo; activas esa chispa llamada "yo", que excitada por tu mirada se ve perdida en el mar de neuronas...
He de decirte, que antaño me deleitaba con verte; que ensoñecía con olerte; que aspiraba a hablarte.
He de contarte, que no voy a mentirte, pero si engañarte; jamas seré leal, pero siempre fiel; que mi voz no sera baja, pero nunca gritaré; que la ira me corroe, pero jamas veras cólera; que sano estoy y loco he nacido.
He de mostrarte, las profundas cicatrices de innumerables emociones; los trozos solapados de organos rotos; las quemadas manos de caricias no dadas; los espejos rotos de reflejos deformados.
He de estar, cuando todo comience; cuando te hallas ido, cuando el polvo clame, cuando la vida yerma.
He aqui, la carta que te escribo, la que escribí, la que lees, la que hiere.
Pues ya no estoy; entre los tuyos, entre los cercanos, entre los vivos.
Pues ya morí; en tu recuerdo, en tu existencia, en esta marea.
Que desde 6 pies bajo tierra te mando un beso; con afecto; con cariño; con pasión.
Tan infectado como tu gracia; tu afecto; tu calor.
El mismo que ahora despido, enterrado bajo tu balcon. Querida.
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